
Responsabilidad Social Empresaria: una decisión estratégica
21 agosto, 2025Según el Informe Estadístico sobre la Evolución del Mercado Asegurador, al 30 de junio de 2024 operaban en Argentina 191 aseguradoras, con casi 30.000 empleados distribuidos en todo el país. A esto se suman unos 50.500 Productores Asesores de Seguros (PAS) y brokers, que asesoran profesionalmente a millones de clientes, conformando así un mercado amplio y técnicamente sofisticado. Sin contar, además, a los reaseguradores y sus brokers, actuarios, contadores, liquidadores y otros profesionales que completan el ecosistema asegurador.
Un informe de Daniel Marty
Contador Público UBA y Master en Administración de Empresas, egresado de la Universidad del Salvador (Argentina) y Deusto (España).
Durante los últimos años, las altas tasas de rendimientos financieros permitió a muchas aseguradoras compensar pérdidas técnicas con estos resultados. Esa etapa ha quedado atrás: ya no alcanza con ganar financieramente para cubrir déficits técnicos. La nueva realidad exige revisar a fondo los fundamentos del negocio. Y la clave, ahora, está en ser más eficientes técnicamente.
Claves para mejorar el resultado técnico
- a) Suscripción inteligente
Es momento de analizar a fondo la cartera:
- ¿Qué productos o zonas no son rentables?
- ¿Se trata de un problema de tarifas, de selección de riesgos, del diseño del producto o de la ejecución comercial?
No siempre la solución pasa por subir tarifas. Muchas veces el problema está en una suscripción poco rigurosa, en la falta de herramientas de análisis, o en la desconexión entre áreas técnicas y comerciales. Recuperar la cultura del presupuesto y control presupuestario —con métricas claras y seguimiento continuo— será fundamental.
- b) Eficiencia en los gastos de producción
Las aseguradoras han logrado avances significativos en digitalización y cobranza, transfiriendo en parte la carga operativa a PAS y brokers. Sin embargo, aún hay mucho por optimizar.
El asesor profesional debe ser un aliado estratégico, no solo un canal de ventas. La rentabilidad del sistema requiere que ambas partes —aseguradora y productor— trabajen alineadas, compartiendo información, herramientas y objetivos.
Vale recordar que estamos muy lejos de los niveles de aseguramiento europeos, y también de los ratios de comisiones internacionales, que son bastante más bajos que los locales. Los PAS y brokers también deben adaptarse: la eficiencia será clave para su sostenibilidad.
- c) Gastos de explotación: renovar o resignarse
Muchos sistemas core del mercado siguen siendo plataformas de los años 90, costosas, poco confiables y sin integración real. No se trata de reducir personal, sino de redirigir los esfuerzos hacia actividades que aporten valor: diseño de productos, análisis técnico, mejora en canales de distribución.
Pocas aseguradoras miden sus procesos con indicadores clave de desempeño (KPI). Y si bien no siempre es posible compararse con la competencia, la primera métrica debería ser la mejora respecto al trimestre anterior. En esta industria, quien no se modernice, caerá por su propia ineficiencia.
- d) Siniestralidad y prevención de fraude
El costo judicial y el aumento de la litigiosidad son problemas reales, pero hay otro enemigo silencioso: el fraude sistemático.
La mayoría de las aseguradoras no carga en sus sistemas datos clave de juicios, como actor, abogado, perito, monto reclamado, etc. Esto impide detectar patrones o prevenir repeticiones. La inteligencia artificial y los sistemas de scoring ya permiten anticiparse y bloquear reclamos dudosos, pero son pocas las entidades que los usan activamente.
¿La pregunta es simple: qué se está haciendo, concretamente, para reducir el fraude? La respuesta, en muchos casos, sigue siendo preocupantemente vaga.
- e) Capacitación: la inversión olvidada
La mayoría de las aseguradoras ha dejado de invertir sistemáticamente en capacitación, salvo la obligatoria. Esto impacta directamente en la calidad del servicio, en la toma de decisiones y en los resultados técnicos.
Equipos de conducción o mandos medios poco entrenados generan ineficiencias, conflictos internos y pérdidas operativas que, tarde o temprano, afectan el resultado. Capacitar no es un gasto: es una inversión estratégica.
Y el resultado financiero… tampoco se salva
La era de los rendimientos extraordinarios también está terminando. Ahora, se impone una gestión profesional de las inversiones, más allá del rendimiento puntual.
Esto implica:
- Analizar el perfil de los pasivos (moneda, duración, liquidez).
- Evaluar la calidad crediticia de los instrumentos.
- Monitorear los flujos de reinversión.
- Medir la dispersión entre productos y la cobertura efectiva de reservas.
Sea mediante equipos internos o asesores externos, la gestión activa del portafolio y el monitoreo continuo de sus resultados debe ocupar un lugar prioritario en la agenda de toda aseguradora seria.
Conclusión
Todo indica que quienes no aborden de forma profesional y urgente los desafíos técnicos, operativos y financieros que enfrenta el sector, tendrán un camino cuesta arriba.
Y lo más preocupante es que, al final del día, quienes pagan los errores son los asegurados. Por eso, mejorar no es solo una necesidad empresarial: es una responsabilidad institucional con el mercado, con los clientes y con el futuro de la actividad aseguradora.